lunes, octubre 31, 2016
sábado, octubre 22, 2016
ÉTICA LAHORMYDOC: los jueces sin juicio (13º nota)
En el preciso momento en que un ser humano es investido con el poder de decidir qué es legal y qué no lo es, si algo es castigable o no, si un delincuente se ha redimido, si una transacción es apropiada a derecho, o cuál es el mejor destino de un niño. En ese instante, estamos construyendo un sabio o generando un monstruo.
A veces, por ejemplo, los jueces (en cualquier país del mundo en que trabajen –no se tarta de problemas nacionales sino mundiales-) no piensan como personas normales, terminan más apegados a leyes y códigos que a la realidad, cuando no a intereses mezquinos o revanchistas. Arbitran en situaciones complejas cuando en verdad muestran el más absoluto desconocimiento y la más férrea y desatinada incomprensión, incluso, de las situaciones más simples de la vida, lo que sabemos todos, por ejemplo, que un violador vuelve a violar una y otra y otra vez.
En tal sentido, los malos jueces (que de ningún modo son todos ni la mayoría pero sí demasiados); son creadores de víctimas, de muerte y desolación. Hablan por ejemplo del bien del menor, mientras confinan a un padre y su hijo a un horario de visitas de profesor particular; se golpean el pecho hablando de la justicia, mientras liberan a los ricos que delinquen y encarcelan a los pobres (demasiadas veces) hayan o no delinquido; poemizan sobre la igualdad ante la ley mientras llevan delante las causas de funcionarios que aún están en el poder, con una velocidad de tortuga renga.
¡Ay los jueces, ay la justicia, ay la libertad!Merecemos otros jueces, merecemos otra justicia, luchemos por ello.
Desde el alma
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
12-3-2015
jueves, octubre 20, 2016
S U E 003
3 El Destrozo
A
|
brió los ojos con la mañana, ansioso por llevar la carta al
correo; un presentimiento le daba felicidad. Buscó la carta donde la había
dejado la noche anterior, pero no pudo encontrara. Luego buscó en el resto de
la casa, pero sin obtener resultados. Furioso, salió de su casa golpeando la
puerta. Caminó por la calle hasta apaciguar su furia, la gente lo miraba sin
saber, con gestos indiferentes pasaban y se perdían.
Volvió a su casa, el silencio
inmóvil de los muebles parecía perdonar su arrebato. Tomó un papel y comenzó a
escribir la carta, la de siempre, la botella de los náufragos, el licor de los
enfermos, el fuego de los tristes. La carta lo salvaría de la soledad y de la
tristeza.
El ruido, proveniente de la
habitación, había comenzado. Se dirigió hacia allá. Vio, al llegar, sólo un
escarabajo. Cuando volvía al living para terminar la carta, se chocó con la
cosa redonda, cayó al suelo. Se levantó, tomó la cosa redonda y la llevó a la
mesa del living. Buscó la carta, pero no estaba. La buscó por toda la casa, la
carta no estaba. Miró por la ventana la playa, la muchedumbre bulliciosa.
Tantas personas y él... solo; sin poder escribir su carta, sin poder fabricar
su puente, sin encontrar la llave de su cárcel. Cruel condena la de quedarse
solo. Podría salir, y entre toda la gente estaría solo.
Desayunó. Tomó un papel para
escribir su carta. Ni ruidos ni cosas redondas pudieron detenerlo. Terminó la
carta y salió para el correo. Contento, nervioso. Su corazón se apresuraba y la
emoción era un presentimiento dulce: “Ella me quiere, ella contestará."
Ya estaba cerca del correo, sólo
debía cruzar una calle y luego... sería dueño de su destino. Cuando se disponía
a cruzar, un auto fulminante como un cometa pasó mordiendo el cordón. Juan
tembló, la carta se le cayó por una alcantarilla. ¿Gritar, saltar, golpear? Se
quedó parado, inmóvil, con los ojos fijos en la alcantarilla. Y luego susurró
algo que el escritor no pudo escuchar. Se fue, caminando lentamente. Entró en
su casa, deprimido. Era la una de la tarde... no quiso almorzar.
El ruido, proveniente de la
habitación, había comenzado. Se dirigió hacia allá. Vio, al llegar, sólo un
escarabajo. Se quedó en la habitación, sentado en la cama. Dibujó un escarabajo
en un papel. Miró las paredes, pensó que no vendría mal una mano de pintura;
había demasiados escarabajos dibujados en las paredes. Recordó cuando El
Principito decía: “dibújame un cordero”. Pero en este caso la sensación era muy
distinta.
Se recostó en la cama. Se quedó
dormido, soñó: Caminaba por el techo cabeza abajo, estaba en un departamento
que no reconocía. Había tres osos jugando a las cartas. Recordó la carta, y
estaba allí entre las cartas de los osos. ¡Cuidado con los osos, cuidado con los
osos! Se despertó gritando ¿Cómo podía ser posible, ¡cómo!, que él no pudiera
enviar una carta? Algo tan simple como enviar una carta. Toda la gente enviaba
cartas. Los carteros cruzaban calles y veredas en un descontrolado incendio de
incoherentes llamas. Juan despertó y comprendió que había soñado que
despertaba. Pero ahora estaba despierto.
Eran las siete de la tarde de ese
sábado maldito, de esa semana maldita, de ese mes, de esa vida. ¿Y si no comer
para morir al fin?, pero el hambre lo persuadió de lo contrario. Odiar con
tanta fuerza las paredes, la ciudad, el país, el mundo, el universo. Querer
ametrallar a los habitantes de la playa anocheciente ¡cuánto odio le lastimaba
el corazón!
En una furia insensata tomó el
libro de argidectura y lo hizo pedazos. Luego arrojó los pedazos por la ventana
y éstos volaron con el viento en una especie de humareda de papel. El ruido,
proveniente de la habitación. Se dirigió allá. Vio, al llegar, sólo un
escarabajo.
Salió de su casa para cenar.
Caminó por las calles llenas de gente. Recordó el libro de argidectura y una
tristeza sintió, abrumadora como las navidades de los huérfanos. Lo buscaría...
en las librerías, en las bibliotecas, donde fuera necesario. La cena le cayó
mal... no pudo digerir. Las cosas que lo hacían sufrir no eran, sin embargo,
tan inexorables como la muerte o como el destino de los hombres. Y lo hacían
sufrir. Y estaba allí, sintiéndose mal.
Ya en su casa, volvió a escribir
la carta. Luego encendió la televisión. Era una luz que lo hipnotizaba, “olvida
que estás triste”; era un sonido que lo hipnotizaba, “olvida que estás triste”.
Pero unas lágrimas rodaban por sus ojos al recordar el libro que rompió, al
recordar la dicha que rompió, las estaciones de tren, sus ojos. Y esa carta que
debía salvarlo, revivir un amor, volverlo al presente. Y esa carta...
"olvida que estás triste".
Apagó la televisión y se fue a
dormir. Por la mañana recorrió las librerías buscando el libro de argidectura,
luego las bibliotecas; pero fue en vano, nadie sabía de la existencia de ese
libro. Volvió a su casa, más triste. Miró la cosa redonda sobre la mesa del
living. Se sintió desamparado, solo. Tomó la carta y salió de su casa. Tuvo
miedo de no recibir respuesta. Al llegar al correo vio que estaba cerrado. Miró
su reloj y supo que era domingo ¿Cómo podía ser que estuvieran abiertas las
librerías? Recorrió las librerías nuevamente y comprobó con angustia que todas
estaban cerradas. Pero él recordaba haber entrado esa misma mañana en esas
mismas... Sintió un mareo súbito.
Volvió a su casa y se recostó en
la cama. El ruido, proveniente del living. Vio, al llegar, sólo un escarabajo.
Se sintió aliviado. La cosa redonda permanecía en su sitio. De niño había
sufrido tanto, esperando en el zaguán... se entretenía viendo pasar los
escarabajos. Ellos eran tan pequeños... desesperado en su delirio de distancia
se le habría el corazón con terremotos de pena ¿Por qué no ser un escarabajo y
vivir sin pensar hasta que la nada nos alcance?, se lamentaba Juan. El hombre
sufre tanto... igual se muere... ¿por qué no ser un escarabajo?
Recostado en la cama pensó que si
fuera un escarabajo no tendría que llevar esa carta, no tendría que esperar la
respuesta, no tendría que sufrir. Se quedó inmóvil, con los ojos huecos y
mojados, con el corazón envuelto calesita de cristal ¡oh la enorme tristeza!
¡Oh la tristeza! Y él era apenas un impotente espectador. Juan, el siempre
Juan, se dibujaba en las paredes solitarias; con la fantasía, con dos
escarabajos por ojos y con escarabajos en la piel. Luego un enorme escarabajo
aparecía, figurado con las manchas. Quiso pintar esas paredes.
Mañana llevaría la carta,
buscaría el libro, compraría pintura. Con el rodillo iba a ser fácil borrar
aquellas manchas para siempre. Pero iba a ser difícil borrar las manchas de su
corazón... tal vez con la carta. La felicidad es un remedio maravilloso, porque
su carencia es la causa de nuestros males... ¿o tal vez la consecuencia? Se
quedó confuso con estos pensamientos... ya no tenía el libro de argidectura.
El domingo pasó largo, como un
espectro ¿Si muriese mañana? Se angustió. Sintió frío. Temió no soportar las
horas. El domingo le dolía, le caminaba por la piel. Cuando era niño los
domingos a la tarde lo deprimían, y a medida que se acercaba la noche una
enorme tristeza se apoderaba de él. Y ahora, sentía difícil la respiración y
suspiraba.
Juan, el siempre Juan, lloraba en
la tarde blanca ¿Por qué tantos recuerdos? Y los ojos aquellos parecían mirarlo
en el silencio, desde cualquier lugar, desde algún lugar, desde todos los
lugares de la casa, de la ciudad, del país, del mundo ¡oh si pudiera deshojar
su corazón! como un árbol, como una flor, como un libro.
Atardecer. Juan se levantó para
cenar. Abrió unas latas. Comió. De vez en cuando miraba la televisión apagada.
Luego se fue al cine. No prestaba atención a la película, pensaba en ella y en
la carta y en el libro y en la cosa redonda que ya no cambiaba de lugar y en
los escarabajos y en la pintura. Quería que pasara el tiempo.
Terminó la película. Toda la
gente comentaba al salir. Él caminaba solo. Él... siempre solo.
SÓLO UN ESCARABAJO cap 2
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martes, octubre 18, 2016
S U E 002
2 La cosa redonda
T
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odo se fue llenando de estallidos de silencio, luego las conversaciones
de las estrellas se borraron de un golpe luminoso. Al despertar Juan, ya había
concluido la batalla del sol y la mañana vestía sus colores. El mar; espía de
la calma y la locura, representante de la eternidad; susurraba su canción de
las mañanas. En el pacífico entorno, todo era armonía plácida. Pero un golpe de
alarma salpicó los rincones y se perdió por el espacio. Dinamitando carabelas
de viajes inexistentes por mares apenas existentes, desangrando renunciamientos
en serpentinas imposibles; con su traje de camaleón, se pronunció presente la
sorpresa. Aunque ya con menos argumentos, casi cambiando su esencia por rutina.
Porque un enorme ruido proveniente del living había comenzado. Se dirigió hacia
allá. Al llegar sólo vio un pequeño escarabajo.
Era
el ruido, el mismo ruido. Buscó ansiosamente el libro de argidectura, pero no
pudo encontrarlo y acabó por desistir del intento. Decepcionado por no
encontrar el libro se dirigió a la cocina, y allí lo encontró cuando se
disponía a desayunar. Leyó un párrafo al azar: La lágrima es viscosa, como la
esencia de la vida; la lágrima es viscosa, como la esencia de la muerte.
Al
untar un pan con mermelada la observó viscosa como las lágrimas, y esa mañana
lloró como un niño. Llovía y recordó una vieja canción, que habla de la
soledad.
El
sol apareció tímidamente, entre las nubes alumbró la mañana y todo parecía
renacer. Leyó en el libro: Tal cual el sol mantiene y sustenta la vida, el amor
mantiene y le da base a la felicidad.
Y
Juan bebió de un sorbo la leche que había quedado en la taza. Leyó el diario.
Luego salió de la casa y caminó por las calles mojadas, respiró el aire fresco
y entró en un negocio de antigüedades. Allí dentro todo era antiguo: las
paredes, las luces y las sombras, y hasta el aire. Los vendedores hablaban
lentamente, como si contaran con la eternidad.
Compró
una cosa redonda y antigua, sin otra utilidad ni más valor que ser algo de otro
tiempo, producto de otras mentes y otras ideas. Llegó a su casa con la
antigüedad en sus manos. No sabiendo como nombrarla, a partir de ese momento la
llamó "la cosa redonda". Dejó la cosa redonda sobre la mesa del
living y luego fue a leer el libro de argidectura. Lo abrió en un párrafo que
decía: Todos los paraísos nos parecen premios exteriores, debido a la
estructura circular de nuestras percepciones.
Un
enorme ruido proveniente de la habitación había comenzado. Se dirigió hacia
allá. Al llegar sólo vio un escarabajo.
Ya
era el mediodía y Juan salió a almorzar. Un sol brillante como la fantasía
había borrado la lluvia. Y el verano palpitante despertaba de las profundidades
de quién sabe qué distracción o sobresalto. En el caos de las cosas soñamos un
orden, leyó Juan. Al llegar a un restaurante que resultó de su agrado, se
detuvo. Entró, con el libro en su mano. La gente que ya estaba, opuso una
resistencia de caras distraídas. Alguna mirada lo investigaba con desdén. Otros
reían, los que siempre ríen. Un niño lamentaba y gritaba, con su larga queja de
incomprendido o caprichoso. Y leyó Juan: Los caprichos de los niños nunca hacen
tanto daño como los caprichos de los adultos. Ante una disputa nos cuesta
descubrir quién es el encaprichado, y tal vez nunca lo sepamos. Pero el amor
borra caprichos y apacigua discusiones. Por leer se chocó con una silla y todos
lo miraron.
La
cazuela de mariscos estaba estupenda. En ese mundo de salsa, hubiera querido
permanecer indefinidamente disfrutando los sabores ¡Qué bien se estaba así! Una
tristeza súbita lo invadió al pensar en el momento de regresar a su casa. Pero
la posibilidad de mirar la cosa redonda lo consoló y hasta lo puso alegre,
eufórico, con deseos de entrar a su living. Después leería un poco más del
libro de argidectura, o podría mirar televisión.
Por
qué volver a casa, la calle estaba tan linda... caminó mirando las vidrieras.
Los ojos de aquella chica le recordaron otros ojos; quiso seguirla, para
decirle que el enorme parecido... Ella se detuvo en una vidriera. Juan no se
animó y se fue, ella se quedó mirándolo. Mientras se alejaba sintió un alivio grande
y tuvo ganas de volver a su casa a mirar la cosa redonda, o leer, o descansar,
o escribir otra carta sin buzón, o recordar a la chica de los ojos parecidos a
esos otros. Tal vez con una carta en un buzón podría cambiar la vida.
Al
entrar en su casa se chocó con algo que estaba en el suelo. Al prender la luz
vio que era la cosa redonda. ¿Por qué estaba allí? Recordaba haberla dejado
arriba de la mesa. Se quedó confundido. Tal vez recordaba mal y en realidad la
había dejado allí. Pero por qué allí, para qué allí. Tal vez la soledad lo
estaba enloqueciendo. Debía enviar la carta. Tomó un papel y comenzó a
escribir. Pero se detuvo. Porque el enorme ruido, proveniente de la habitación,
había comenzado. Se dirigió hacia allá. Al llegar sólo vio un escarabajo.
Volvió al living y siguió escribiendo la carta. Recordó muchas cosas, soñó
muchas cosas. Miró el reloj y eran las cinco de la tarde; la llevaría al correo
al día siguiente. Sería una fecha importante para él: sábado 3 de marzo.
Se
dirigió a la cocina para tomar un vaso de agua. La cosa redonda estaba arriba
de la heladera, él recordaba haberla dejado en el living. Pensó que su memoria
estaba funcionando muy mal, se preocupó. Tomó el agua. Llevó la cosa redonda al
living y la dejó sobre la mesa, ¡qué hermosa era esa antigüedad! Se quedó
mirándola.
El
sol se recostó sobre el horizonte, otra vez la playa solitaria. Y Juan leyó, en
la nostalgia, algunas frases, con el atardecer, recordando, pensando, en el
lánguido silencio. Sin comprender por qué, muchas veces la tristeza nos abruma
con su monótona presencia, muchas veces los ojos se agrandan y lloran, muchas
veces nos sentimos entre las sombras una más; y es que el amor nos abandona,
que dudamos, que tenemos miedo. Cerró el libro lentamente, cerró los ojos y se
quedó dormido.
Al
despertar en el sillón era de noche, miró el reloj y eran las diez. El enorme
ruido, proveniente de la habitación, había comenzado. Se dirigió hacia allá.
Vio, al llegar, sólo un escarabajo. La túnica sómbrica de la noche, silenciosa,
inmóvil, como un complot de plásticos oscuros; cubría las calles y las
avenidas, los árboles, los techos, y hasta las ganas de gritar. Sólo la
plegaria inútil de un viento adormecido, sólo las palabras durmiéndose en
cualquier cristal. Y en el reino de los desconocidos; tal vez las ganas de
ignorar, jugando a las cartas con el olvido largo.
Juan,
el siempre Juan, formulando preguntas sin respuesta. ¡Oh vengador de los
inexistentes! Y entre los huecos de los árboles, mirar pasar los escorpiones de
la duda. Carnaval de arco iris invisibles. Juan, sin dormir, permanecía
recostado en la oscuridad. Recordó que de niño temía la oscuridad. Tantas
noches mirando fijamente la lamparita para calmar su angustia.
Juan
bostezó y estaba en otro sitio, un sueño lo hacía sonreír: su carta recibía
respuesta.
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SÓLO UN ESCARABAJO cap 1
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SOLO UN ESCARABAJO cap 3
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S O U 001
1 El
libro de Argidectura
M
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ira con desconfianza
la imagen que el espejo le devuelve de sí mismo; tal vez no sea, tal vez tenga
cara de escarabajo o de pez. Huye, corre por laberintos hasta llegar al cubo
donde transcurre sus noches. Las paredes están despintadas y forman imágenes:
un león, una casa, un escarabajo, un automóvil. Antes le parecían
fantasmas; siempre supo que su padre era un fantasma y su madre era la torre
del reloj. Pero ahora el mar por la ventana empañada; escribir palabras en el
vidrio, nombres. Con el frenesí de los niños que comienzan a descubrir el
universo de las palabras, escribió un poema. Hablaba de las gotas de lluvia,
hablaba de unos ojos celestes que tal vez sean verdes.
La
tarde, una resignación de neblinas y lágrimas, era como un humo denso que
asfixiara el corazón. Tal vez otro espejo, u otra manera de decir o no decir;
lo salvaría de la monotonía hiriente, de moscas atrapadas en la telaraña, de
burócratas sellando el aburrimiento en papeles cuadrados. Pero el único espejo
era el omnireflejante de la soledad, y la única forma de decir era el silencio.
Tomó el poema que había escrito y lo leyó en voz alta:
Cae la lluvia lentamente sobre
los cristales,
gotas débiles que sueñan...
Se
detuvo porque un enorme ruido proveniente de la habitación había comenzado.
Algo difícil de describir. No supo qué era y se dirigió hacia allá. Al llegar
no vio cosa alguna fuera de lo común, sólo un pequeño escarabajo que caminando
por el suelo se metió debajo de la cama. Juan se dijo que tal vez fuera el
viento. Volvió al living, se sentó en un cómodo sillón a ver pasar la vida.
Tomó
un libro de la biblioteca que tenía en su casa, esa que fue de sus abuelos. Un
libro que no había visto antes. Leyó el título en voz alta: “Argidectura, un
circular“. En la primera página se encontró con el prólogo. Aquí podré saber
qué es la argidectura, pensó Juan; comenzó a leer: Más allá de la forma y el
espacio la esencia de las cosas es la sustancia; del mismo modo, más allá de
las anécdotas y las circunstancias nuestra esencia es el amor. La argidectura se
ocupa del estudio del amor. El amor en sus diversas manifestaciones siempre es
uno y el mismo. Su rival es el odio, que también es siempre uno y el mismo.
Ocurre a veces el desgraciado suceso de confundir el odio con el amor, o
viceversa. Es tan alto y profundo el significado que le concedemos al amor, que
su sola mención nos mueve a actuar. Pero ¡vaya pena!; que existen personas que
sabiendo de tal significado utilizan la palabra "amor" para, sin
sentirlo y con el objeto de lograr de los demás respuestas que desean, fines de
bajo valor. La argidectura nos ayudará a ayudarnos, ayudando al amor. En la
playa las personas parecían jarrones, o tal vez paraguas. Juan levantó la vista
del libro y al ver el espectáculo de la puesta de sol; con los ojos fijados al
horizonte abrió sus manos distraídamente y el libro, no contradiciendo la ley
de Newton, cayó. En el suelo el libro quedó abierto en una página que decía: El
límite del día es el atardecer; así, quien se aferra a los sentidos pierde
finalmente la razón de sus empeños pero quien sabe desde niño que las mejores
cosas están adentro no verá decaer las fuerzas de su libertad.
Un
enorme ruido proveniente de la habitación había comenzado. No sabiendo qué era
se dirigió hacia allá. Al llegar no vio cosa fuera de lo común. Sólo un pequeño
escarabajo que se metió debajo de la cama.
Juan
quedó perplejo, porque el ruido era similar al anterior y porque ahora no le
pareció que fuera el viento. Tomó el libro de argidectura y lo abrió en una
página elegida al azar: el poder de la mente nos asusta, porque dudamos del
corazón.
Dejó
el libro en la biblioteca, pero con la firme decisión de leerlo en los días
venideros. Luego salió de la casa, repitiendo para sí: el poder de la mente nos
asusta. Caminó hacia la playa oscurecida ya. En la noche se confundió con el
silencio. La luna bailaba con las olas la misteriosa danza de las soledades, al
compás de ráfagas de viento y caracoles estáticos. Pensó en otras noches y
otras lunas y otros mares. Le dolía la persistencia de una pena sorda; y
rodaban sus ojos por esa arena que era como las constelaciones, hundiéndose en
las órbitas silentes.
Los
pasos lo condujeron hacia su casa, cruzando las constelaciones y dejando
huellas. Cuando el amor pasa por nosotros deja huellas que no se borran más. Al
llegar; un torbellino de palabras sonó en su mente, un torbellino de imágenes
se presentó. No pudiendo controlar el barco de sus sentimientos, naufragó en
las profundidades oscuras. Pero aquella frase lo salvó: El poder de la mente
nos asusta, porque dudamos del corazón.
La
puerta retumbó con un quejido de molinito de juguete. Las paredes, al encender
las luces, aparecieron en su extensión única. Las ventanas hablaron del viento
y de la lluvia que recomenzaba. Parado, entre cosas sin vida, se sintió una
sombrilla clavada en una playa de un planeta muerto y desconocido. Algo moría,
lo supo con el parpadeo rápido de una bombita y con el parpadeo rápido de su
corazón. Le dolió un vacío cósmico, una angustia de cantos rodados.
Caminando
por el living, y luego las habitaciones, sintió que su casa era demasiado
grande, y que su vida era demasiado chica. Tomó una foto entre sus manos y se
quedó mirándola. ¿Por qué te fuiste tan lejos?, dijo finalmente y guardó la
foto. Los trenes de la ansiedad tocaron sus silbatos, las estaciones se
confundieron en un delirio de espacios y tiempos, las horas indicaron sus
presencias de campanadas de reloj y el hambre sugirió la cena.
Una
expedición a la heladera, y cuando había elegido los alimentos se dispuso a
darles forma conveniente. Fósforos, que nunca están. Pero se detuvo con ojos
asustados, porque un enorme ruido proveniente de la habitación había comenzado.
Se dirigió hacia allá. Al llegar no vio cosa fuera de lo común. Sólo un pequeño
escarabajo que se metió debajo de la cama.
Inútil
intentar describir su estado de ánimo. Sin embargo, como si nada hubiera
ocurrido, encendió el horno y preparose la cena. Mientras comía lo invadió un
recuerdo. Él era un niño y caminaba por el jardín...
Tragó
un bocado demasiado grande y le dolió la garganta. En el estómago la comida
producía una satisfacción desconocida. Pero a tanto dolor y tanta pena, ¿Dónde
encontrar remedio? ¿Dónde una tabla salvadora o unos labios que sonrían? ¿Dónde
unos ojos que nos miren? Y Juan comía, con su peso de siglos Juan comía ¿Cómo
puede caber en un joven tanta melancolía? Y Juan comía, con su carga de sombra
Juan comía.
El
plato y los cubiertos en la mesa, Juan en algún rincón. Aparece detrás de una
cortina. Juan cuenta las estrellas. En el mayo de los locos las palabras
sobran. Pero él no quiere enloquecer. Toma un papel y escribe. Se distrae el
escritor y pierde la primera parte de la carta de Juan, vuelve de su
distracción y copia: “...te recuerdo desde aquella tarde. Porque siempre te
quiero. Regresa”. El escritor vuelve a distraerse. Juan termina la carta
“...tengo abiertas las puertas, no las cierres. Siempre te amo.
Juan”
Tal vez no haya buzón para esta carta, o tal vez Juan ignore
que ella nunca volverá.
Un enorme ruido proveniente de la habitación había
comenzado. Se dirigió hacia allá. Al llegar no vio cosa fuera de lo común. Sólo
un pequeño escarabajo.
Habría que aprender a convivir con ese ruido.
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SÓLO UN ESCARABAJO cap 2
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S U E 000
Luis Alberto
Battaglia
SÓLO UN
ESCARABAJO
***
A mi madre, que siempre creyó en mí.
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lunes, octubre 17, 2016
ÉTICA LAHORMYDOC: la lógica del maltrato (12º nota)
Las sociedades, volcadas en esquemas de poderoso y débil, se inclinan a la violencia, a la prepotencia, al ataque perverso (ataque por el ataque mismo, por el gusto de dañar). En este clima extraño y enfermizo: el hombre es poderoso y la mujer débil y, por lo tanto, su víctima posible; el rico es poderoso y el pobre débil y, por lo tanto, su víctima posible; el jefe es poderoso y el empleado débil y, por lo tanto, su víctima posible; el adulto es poderoso y el niño débil y, por lo tanto, su víctima posible; el joven es poderoso y el viejo débil y, por lo tanto, su víctima posible; las mayorías (de la índole que sean) son poderosas y las minorías débiles y, por lo tanto, sus víctimas posibles.
Pero la verdadera víctima, la verdadera y callada víctima de estos golpes, la inconsolable, la definitiva víctima; es toda la humanidad.
Golpe y dolor, abuso y resignación, violencia y sumisión. Monstruos empoderados, vulneran todos los derechos sin tener derecho, hacen primar su egoísmo y su capricho, sobre la inocencia, sobre la desesperación, sobre el desamparo. Y se alejan satisfechos mientras las víctimas vacilantes y heridas, deberán enfrentar largos períodos de difícil, y a veces imposible recuperación.
El capricho, la maldad, la soberbia; gana una nueva batalla, y la gente buena de este mundo vuelve a sufrir, vuelve a perder, vuelve a vivir, una y mil veces, entre quebrantos y pesadillas. Y siempre así...
Es preciso actuar desde fuera del círculo, unir abrazos, hasta abrazar la humanidad, dar amor, enfrentar el odio, el de afuera y el de adentro de nosotros; ser el otro, sentir su alma, vivir su vida, evitar su dolor. Juntos... podemos. Separados, somos sujetos de la desgracia y el espanto de vivir... solos.
Desde el alma
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
10-3-2015
Difundí y no dejes de difundir la nota http://www.lahormydoc.com/etica4.htm es ¡tan importante...!
sábado, octubre 15, 2016
ÉTICA LAHORMYDOC: el acoso (11º nota)
El acoso es un sistema de dominación disfrazado, se acosa a las mujeres con palabras y acciones físicas. En el preciso momento en que una mujer no puede caminar tranquila por una calle sin que la ametrallen a piropos y presiones verbales ALGO ESTÁ MAL. Y en ese terrible momento en el que nadie la defiende, como si la agresión a la mujer fuera un derecho de los hombres, el horror se multiplica hasta el infinito, invadiendo la calle, las veredas, las sombras de los árboles, el alma. Una mujer puede sonreír, nerviosa, y esa sonrisa no significa que acepta el acoso, esa sonrisa es angustia, hartazgo ante la dominación de unos y la indiferencia de todos.
Hoy propongámonos defender a las mujeres, no permitir que las acosen más. Seamos buenas personas ES NECESARIO hace mucho tiempo. Hagámoslo desde hoy y al hacerlo nos sentiremos mejor y el mundo va a acercarse un poco a comenzar a ser un lugar habitable.
Vuelvo también a un tema iniciado en las notas 1 y 2 y mencionado varias veces en este derrotero de ÉTICA LAHORMYDOC: no puede ser que se filme a mujeres desnudas (contando con la distracción de la víctima o la imposibilidad de ver lo que le están haciendo) como si fueran paisajes y se suba los videos a Internet ¡¡¡AUTORIDADES POR FAVOR DESPIERTEN!!! Y todos nosotros, todos, tenemos que juntarnos para luchar por las mujeres.
Que no las acosen más, que no las filmen más, que nos las violen, que no les impongan rango a cambio de sexo; que por favor ¡¡¡LAS DEJEN VIVIR!!!!
Varones por favor, una mujer fue nuestra madre, mujeres son nuestras hermanas, nuestras hijas, nuestras amigas. No puede haber categorías de personas; no puede haber mujeres a las que se ataca y otras a las que se cuida, si el alma se ensucia se ensucia toda, si la vida se ensucia se ensucia toda y entonces QUEDAMOS SUCIOS. Besamos a nuestra hijas con besos sucios, le hablamos a nuestras madres con labios sucios, hacemos el amor con nuestra pareja, con el cuerpo sucio, con la mente sucia, con el amor sucio. ¡¡¡BASTA BASTA BASTA!!! Es necesario poner la cabeza y poner el alma porque no sólo es sucio el victimario (¿sabés?), sucio es también quien lo permite.
Te invito a continuación a ver este video y no ser más uno de los cómplices. Y si por confusión sos uno de los victimarios por favor no lo hagas nunca más.
http://peru.com/mujeres/voces/camara-escondida-capta-acoso-mujeres-noticia-279325mujeres Desde el alma
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
9-3-2015
Difundí y no dejes de difundir la nota http://www.lahormydoc.com/etica4.htm es ¡tan importante...!
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BIENVENIDO A LAS METROLETRAS
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CON LA TRISTEZA
Te
extraño, sólo
convivir
con la pena.
En
todo lo que tuve
que
ver,
te
ruego me perdones;
ojalá
puedas,
yo
no
puedo.
Fue
la tristeza, amor,
la
maldita tristeza,
que
me hizo divagar
y
fallar
y
alejarte de mí.
Hoy
la misma,
pero
tanto más honda;
acompaña
mi vida,
como
una sombra
silenciosa.
Mis
pasos son los suyos,
mis
horas son las suyas.
Mi
amor, no puedo más;
que
al menos por ahora,
tarde
tal vez,
tú
puedas perdonarme
por
destruir mi vida,
lo
que le daba fuerza a los esfuerzos,
a
mis años de estudios.
¿Por
qué no supe decirte
cuánto
te amo,
por
qué no pude pedir
perdón
con este llanto,
y tu
amor,
tu
cobijo,
tu
ternura,
tu
magia, tu milagro?
Hoy
el alma me dice que vendrás,
con
tu sonrisa.
A poner
una música hermosa
como
tú.
Quise
sacarte de la pena,
del
desamparo,
del
dolor.
Hoy
el dolor, mi amor,
el
dolor es el mío.
Lo
merezco, tal vez,
por
desequilibrarme con el duelo,
por
alejarte,
por
estar ciego.
Hoy
el ama me dice que vendrás;
pero
el miedo, mi amor,
me
deja sin palabras.
LUIS
ALBERTO BATTAGLIA
15-10-2016
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viernes, octubre 14, 2016
ÉTICA LAHORMYDOC: panorama (10º nota)
Siguen existiendo los excluidos, los explotados, las mujeres siguen siendo víctimas de un accionar incalificable; millones de niños en el mundo tienen hambre, falta de amor, falta de educación, falta de alegría, falta de esperanza.
Millones de pobres son explotados hasta el límite de sus fuerzas, explotados por ricos que sólo tienen como proyecto de vida ser más ricos.
Millones de adolescentes son corrompidos y atrapados por los narcos. Millones de mujeres son secuestradas por organizaciones delictivas de trata; para venderlas a ricos que “se dan el gusto” de tener una esclava sexual personal, como si una mujer fuera lo mismo que un auto o una P.C., o son vendidas a prostíbulos que negocian con ellas como si fueran una línea de montaje de una fábrica o bueyes que tiran del arado.
Millones de pobres y excluidos son “ayudados” por los gobiernos a cambio del voto; como si se tratara, también, de animales o cosas que pueden comprarse.
Millones de mujeres son abusadas todos los días en transportes públicos, sin que nadie haga nada para evitarlo, para defenderlas de la ignominiosa imposición sufrida de parte de hombres sin respeto, sin educación, montados en su soberbia y su perversa perspectiva del mundo (un mundo que se divide, según ellos, en dos: las mujeres que están a disposición de los hombres y los hombres que las “usan”, con todo derecho, cuando les plazca). Igual trato perverso y deshumanizante reciben las mujeres filmadas desnudas sin que ellas lo sepan y subidas a Internet para “compartirlas”, y actúan estos monstruos como si las mujeres desnudas fueran como un paisaje al que tienen derecho de fotografiar o filmar para compartirlo con otras personas. Y, otra vez, nadie actúa para acabar con esta perversión, nadie se opone a estos videos filmados y a los sitios que les dan cobijo y a los buscadores que los difunden.
A ver, paremos la pelota: ¿es que estamos locos en este mundo, tan lejos pudo llegar la indiferencia y el egoísmo?
El panorama mundial es muy triste, pero no quiero resignarme a que todo siga igual... ¿vos sí?
Desde el alma
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
5-3-2015
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miércoles, octubre 12, 2016
ÉTICA LAHORMYDOC: estafadores y estafados por conveniencia (9º nota)
Cada vez que un país donde el gobierno constitucional y elegido por el pueblo con muchos votos (como también lo fue Hitler) ha adoptado las formas y los modos de una dictadura: ataque a la prensa independiente, ataque a la justicia independiente, ataque a los que piensan distinto, ataque a la oposición. Todos los que no sean el gobierno y sus cómplices y aduladores son acusados de ser “la derecha”.
Puestos a pensar, ya esta sola frase debiera orientarnos sobre la característica, la ideología y, en definitiva, el alma del partido dominante: se usa una idea política (el ser de derecha) como insulto. Personalmente soy socialista (siempre lo fui) pero lamentaría que mi partido dijera “derecha” como insulto.
Ahora bien. Además de todo lo expuesto, justicia sin libertad es como un emparedado sin pan; BASTA DE MENTIRAS!!! Justicia ganada con violencia, odio, muerte, persecuciones, trampas, mentiras y estafas; eso, eso no es justicia, es sólo una escusa y además una escusa burda que sólo se repite por conveniencia. Que ya a nadie le convenga el mal de un compatriota, que ya nadie adule o vote a los dictadores. Es hora de pensar con la cabeza y con el alma, para ser comunidad hay que tener ideales comunes, intereses comunes, no divisiones entre unos “ellos” (los malvados) y otros “nosotros” (los buenos) como gustan las dictaduras creando y auspiciando odio, enfrentamientos, todo para aumentar su poder y por supuesto (lo que parece ser su objetivo principal) aumentar su riqueza. Hagamos un nunca más para el mundo, ahora y siempre.
Desde el alma
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
3/2/2015
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R S
sábado, octubre 08, 2016
GRACIAS POR LA POESÍA
En este tiempo confuso
sin embargo
me mezclo en la piel del
día
y te traigo en la poesía
mi alma.
Soy del amor que poblaste
y expandiste,
de las cosas que dijiste
y cantaste.
Soy lo que soy porque
fuiste,
mi verdad,
mi geografía.
Soy lo que escribo esta
noche
mamá,
lo que estoy sintiendo,
lo que procuro y entiendo
para contarte
que escribo porque he
nacido
y por lo que en mí latía
y que escribo sobre todo
porque en tu forma y tu
modo
me escribiste la alegría.
Luis Alberto Battaglia para mamá
Julio 2016
No llegaste a leer este poema estabas muy mal y muy enferma y pensé que no ibas a poder entenderlo y no te lo leí, me voy a preguntar toda la vida si no debí leértelo igual.
Tu vida estuvo llena de pena y yo voy a seguir penándote. Adiós... hasta la eternidad.
No llegaste a leer este poema estabas muy mal y muy enferma y pensé que no ibas a poder entenderlo y no te lo leí, me voy a preguntar toda la vida si no debí leértelo igual.
Tu vida estuvo llena de pena y yo voy a seguir penándote. Adiós... hasta la eternidad.
jueves, octubre 06, 2016
TE PIDO AMOR...
Te
pido amor, te pido que me entiendas,
que vuelvas, que regreses, que me quieras,
te pido en esta noche sin estrellas
que vuelvan a existir las primaveras.
Te amo como un loco, con el alma,
con toda la emoción, sos mi destino,
y si no estás me quedo sin palabras,
sin magia, sin amor, pierdo el camino.
Por tantos que no aman, que tan sólo
transcurren en parejas por costumbre,
yo te amo con el fuego y la ternura,
la fuerza, la emoción, las manos puras.
Por tanto amor que sé que está en tu alma
también, te pido ya que todo sea,
que se abran los jardines de la magia
una vez más, mujer, en garantía
de tu amor pongo todo lo que tengo,
mi esperanza, mis sueños, mi poesía.
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
2-10-2007
(Para mi amor capicúa)
que vuelvas, que regreses, que me quieras,
te pido en esta noche sin estrellas
que vuelvan a existir las primaveras.
Te amo como un loco, con el alma,
con toda la emoción, sos mi destino,
y si no estás me quedo sin palabras,
sin magia, sin amor, pierdo el camino.
Por tantos que no aman, que tan sólo
transcurren en parejas por costumbre,
yo te amo con el fuego y la ternura,
la fuerza, la emoción, las manos puras.
Por tanto amor que sé que está en tu alma
también, te pido ya que todo sea,
que se abran los jardines de la magia
una vez más, mujer, en garantía
de tu amor pongo todo lo que tengo,
mi esperanza, mis sueños, mi poesía.
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
2-10-2007
(Para mi amor capicúa)
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