cada tarde y cada ocaso,
se parecen a este lento
territorio del fracaso.
Son mi alma y están lejos,
son mi voz y no me cuentan,
son silencios, son reflejos,
me destruyen y me inventan.
Los molinos, no gigantes,
del Quijote de La Mancha,
y estos sueños paginantes,
y esta nostalgia tan ancha...
Y los días siempre iguales,
y el recuerdo y el olvido,
y la lluvia en los cristales,
y las cosas que no han sido...
Hoy te escribo, por ejemplo,
desde Clásica y Moderna,
y en susurros te comtemplo
detrás de un niebla eterna.
No me olvides aunque el eco
de las risas te alimente;
y en este mundo tan hueco
no me olvides, simplemente.
Y recuérdame entenderte
cuando arrecia la tristeza
y cansado de perderte
busco tu última promesa.
No me olvides, que si olvidas
ya los dos hemos perdido
y las muertes y las vidas
duelen menos que el olvido.
No me olvides cuando avances
por caminos decididos
por los otros y no alcances
tus sueños descoloridos;
cuando tarde y sin regreso
comprendas lo que has perdido...
la silueta de ese beso...
la ilusión de haber nacido.
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
sábado 10 de febrero de 2018
BIENVENIDO A LAS METROLETRAS
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