martes, octubre 21, 2025

TENEME EN CUENTO Luis Alberto Battaglia Octubre 2025 Periódico Paginantes 183 Etapa 6 - Ediciones Battaglia Web

  ¿Por qué quienes se comunican por whats app no habrían de ser Paginantes?===================================================

TENEME EN CUENTO Luis Alberto Battaglia Octubre 2025 Periódico Paginantes 183 Etapa 6 - Ediciones Battaglia Web



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TENEME EN CUENTO

 

CAP 1 TE EMPIEZO A CONTAR, NO MEJOR NO

 

 Llueve esta noche, amigos, mientras escribo y escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 Tenía que levantarse, ya había sonado el despertador. Su jefe, Muécas, iba a mirarlo mal si llegaba tarde. ¡Caramba, pensó, qué poco nos proteje la noche! Afuera llovía...

 -¿Cuándo no?

 -Juan no interrumpas, estamos trabajando.

 -¿Y yo qué hago, firuletes? En la partitura estaba escrito que yo acá debía decir: ¿cuándo no?

 -Correcto, pero si seguís leyendo la partitura, vas a ver que a continuación yo debía decir: Juan no interrumpas, estamos trabajando.

 -¿Podés dejar de imaginar estupideces y levantarte de una vez? ya tenés las tostadas ¿Preparaste la valija para ir al colegio?

 -Sí mamá... uy no la preparé. ¿Cómo sabe que me imagino cosas?

 Esta noche, amigos, mientras escribo y escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 Había que apurarse, en la empresa Muécas lo esperaba. Había un proyecto importante: crear un teléfono celular que pudiera manejarse con los dedos del pie. Iría guardado en el zapato y mediante un auricular podríamos escuchar y hablar.

 -Dejate de joder con esas estupideces de los teléfonos y la empresa. Y vení a tomar la leche.

 -Ya voy mamá... ¿cómo sabe lo qué pienso?

 -Y a ver si te queda claro, mamerto, no sos un personaje de una novela, sos una persona, más precisamente un nene, un nene que tiene que ir al colegio.

 -Está bien, mamá... ¿por qué me trata tan mal?

 Ay hacía frío al levantarse, el acolchado sí protege (¿o proteje? sí, creo que con jota).

 

 Noche, amigos, mientras escribo y escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Protege va con g, bruto. Y vení a tomar la leche de una vez o te la tiro en la cabeza.

 -Ya voy mamá... está bruja esta mañana. Y después dicen que no formamos parte de una novela... ignorantes.

 -Doctor Ascacibar mucho gusto.

 -Encantado señora de Conti.

 -Con Conti.

 -¿Cómo dice?

 -No nada, que mi hijo Firulete se cree un personaje de una novela.

 -Firulete, ¿desde cuándo te pasa eso?

 Amigos, mientras escribo y escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -¿Qué cosa doctor Amenorrey?

 -Me llamo Ascacibar no Amenorrey y te pregunto desde cuándo te pasa creerte personaje de una novela.

 -Ah sí, desde el principio de la novela.

 -No se preocupe señora de Conti, vamos a hacer unos ejercicios. Firulete cada mañana al despertarte vas a repetir 10 veces, "soy persona, lo sé lo sé" es lo que los psicoterapeutas llamamos un reforzamiento positivo.

 -Con Conti y refuerzo, susurró Soledad.

 -¿Como dice señora de Conti?

 -A ver... yo diría "señora de Conti" ¿está bien doctor Ascacibar?

 Mientras escribo y escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Ascacibar no, Ameorrey (interrumpió Firulete).

 -Me pasa, a veces, que me rasco un pie, y cuando me rasco descubro que me picaba. ¿Les pasa también?

 -No Juan, a ninguno le sucede esa estupidez. ¿Nos podés dejar continuar, si sos tan amable?

 -¡Si, soy tan amable...!

 -¿Ve doctor? mire esa mirada, ahí está, ¿lo ve perdido? Está imaginándose que es un personaje de una novela. Y hasta se cambió el nombre, se dice a sí mismo Juan.

 -Comprendo

 -Me pasa, a veces, que me chupo un dedo y cuando me chupo descubro que tengo una lengua y que tengo un dedo. ¿También les pasa?

 Escribo y escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 

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CAP 2 EL DOCTOR AMENORREY

 

 Dos cosas tienen que quedar claras, no es lo mismo dos mufas que mufados.

 -¿Y la otra?

 -¡Ah era una! Conté mal.

 -Yo no sé si es un pino.

 -Para mí es un paraguas.

 -Yo más lo veo como un cucurucho.

 -¿De qué hablan, Juan?

 -Todavía no pude detectarlo.

 Y escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -¡Pero si serás ortiva!

 -¿Por qué el ataque, Juan? Y cómo hago yo ahora para trabajar con un personaje que me ataca. Las palabras pueden dar vida pero también pueden matar.

 -¡Pero si será posible con este chico. Levantate Firulete, ¿qué esperás una bula papal!?

 -Ay sí mamá ya voy, me esperan en grandes lugares...

 -¡Tenés que ir a la escuela, pelotudo!

  -¿Por qué el ataque, mamá? Y cómo hago yo ahora para trabajar con un personaje que me ataca. Las palabras pueden dar vida pero también pueden matar.

 Escucho la televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Disculpame Luis.

 -Decime.

 -¿Querés que te diga me?

 -No, quiero que me digas.

 -¿Y que querés que te diga?

 -No, sos vos el que querés decirme.

 La conversación, por así nombrarla, continuó en estos o parecidos términos. Irreductible en su estupidez. Juan aspiró una bocanada de aire, aire bueno, aire de Buenos Aires.

 La televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende,

 -¿Se da cuenta, doctor?

 -Espere un memento señora de Conti. ¿Quién está en la sala de espera? -Secretaria. -Doctor. -¿Hay alguien en la sala de espera? Venga. -Pero es la sesión. -Venga es importante, yo escuché a alguien que habla de chuparse los dedos...

 -Doctor, es un personaje de la novela que se llama Juan.

 -Toc toc toc

 -Espere secretaria después la llamo. ¿Juan se llama?

 -Sí, doctor.

 -Igual que mi primo.

 Televisión; y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -¿Qué es eso que suena en tu zapato, Firulete?

 -Doctor, es el prototipo de un nuevo teléfono celular.

 -¡Ay pero qué bueno, en el zapato! Va a evitar los robos. Y ¿cómo se habla?

 -Con un audífono.

 -A ver ¿me dejás probarlo?

 -Sí, pero es un prototipo.

 -¡Ay por Dios, es no es real! Es la novela.

 -¿Cómo dijo, señora de Conti?

 Y pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Conti, salvame, están todos locos, y yo también.

 -¿De dónde me hablás Soledad?

 -Estoy en el consultorio.

 -Bueno, hablalo con el doctor.

 -Es que el doctor también está loco.

 -¿¡Cómo!?

 -Si me prestás el teléfono celular voy a dejar que me llames Amenorrey.

 

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CAP 3 EL TELÉFONO DE FIRULETE

 

 Pronto, probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Teneme en cuento. Perdón después te cuento, es muy difícil de decir por teléfono.

 -¿¡Dónde es ese bendito consultorio!?

 -Soy persona, lo sé lo sé.

 -¡Qué demonios decís?

 -No soy yo.

 -¿Y quien es?

 -No sé...

 -¡Ah bueno...!

 Probablemente, se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -No me entendés...

 -Creo que ni vos te entendés.

 -Es que... ¿cómo decirte?...

 -¡Terminá de decir de una bendita vez!

 -Es que... ¿cómo decirte?... somos personajes.

 -Vos decías que Firulete estaba loco cuando decía eso. Hasta lo llevaste a ese estúpido doctor. Yo no quiero saber nada de esas cosas, vos lo sabés. Pero ahora te tengo que buscar para rescatarte de ahí.

 -Hay veces que me miro el ombligo y entonces descubro que tengo ojos... No sé si les pasa.

 Se cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -Momento

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Es que Firulete tiene un teléfono en el zapato.

 -¿Como el Súper Agente 86?

 -Parecido. Pero no te preocupes, si prestás mucha atención, me explicó el doctor Ascacibar, podés escuchar cómo suspiran las almejas. Soy persona, lo sé lo sé.

 -¿¡Qué carajo hablás!?

 -Estoy sintonizando.

 -¿Es que además de loca sos estúpida, es eso?

 -Si me pretás el celular, te enseño a hablar con las moscas.

 Cortará. Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Una vez me encontré conmigo mismo y no me reconocí, no sé si les pasa.

 -Doctor, tenemos que darle una resolución a todo esto.

 -Espere, señora de Conti.

 -Con Conti.

 -Estoy escuchando voces. Alguien dice que se encontró con él mismo y no se reconoció.

 -Yo también las escucho, mamá, doctor. Son otros personajes de la novela. Explica Luis Alberto Battaglia, que hay personajes ingenuos, son personajes que no saben que son personajes. Pero hay otros que sí saben.

 Y como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -El otro día conté los dedos de mi mano derecha. No, espere, miento, creo que fue mi mano izquierda. Y cuando los conté descubrí que sabía contar, por eso ahora les cuento. No sé si les pasa...

 Esto era insostenible, y no tenía visos de mejorar.

 -Ah, me hiciste acordar, cuando vayas al supermercado, comprame visos: necesito.

 Yo, cuando se emociona un león de plático me preocupo.

 -Hijo, todo esto será tuyo (dijo Anastacio el puntual) señalando un ranchito, un caballo, una vaca y dos gallinas.

 Su hijo Samuelito, se emocionó hasta las lágrimas.

 Como escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 

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CAP 4 ¿¡QUE CLASE DE CAPÍTULO ES ESTE!?

 

 -Alumnos, en esta primera clase vamos a hablar de algo fundamental. Las normas de conducta. Presten mucha atención, porque lo voy a decir una vez.

 -¡Qué suerte!

 -¿Quien hablo allá atrás?

 -Ha sido Fuente Ovejuna.

 -Bueno, continuemos con las consignas. Nadie podrá hablar, moverse ni pensar, si no está autorizado. La autorización deberá solicitarse por escrito.

 -Profesora, una pregunta. ¿Cómo le hacemos llegar el pedido por escrito si no nos podemos mover?

 -Alumna, ¿es que acaso usted estaba autorizada a hablar? Muéstreme la autorización escrita.

 Escribo en txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Una vez comí un caramelo de limón. No sé si les pasa.

 -A mi se me pasa.

 -Gracias por participar en esta encuesta reveladora.

 -Doctor Ascacibar, yo también escucho voces.

 -Si me prestás el teléfono te enseño a hablar con un mamut.

 -¡Ah no! Eso es discriminación por género. Si hay mamut ¿por qué no hay un paput?

 -Ya se murieron.

 -Señora de Conti, ¿usted sugiere que yo estoy mintiendo?

 En txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Primero que nada, con Conti: ya le dije. Segundo, no sugiero, usted está mintiendo. Está intentando engañar a mi hijo con promesas falsas.

 -Una vez me levanté a la mañana y me lavé los dientes. No sé si les pasa.

 -¡Ay Juan por Dios!

 Había llegado el momento de preparar un café, un café que quita el cansancio, un café que se lleva la tristeza. Y preparar el café, era una tradición, una rebeldía, un homenaje a la esperanza. Tantos dolores que viajan con ese humito mágico, ese calor en la taza... El ultimo café, dijo algún tango. Ella y él habían tenido, también, su último café. Mientras afuera del bar la lluvia comenzaba. La lluvia, con la que jugaba alguna vez a ver "qué gotita cae primero" Al fin, la lluvia cae toda junta y se adormece en el silencio, y el café se enfría en la taza... como un sueño.

 Txt, ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -Momento

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 Hubo un tiempo en que el sol brillaba más fuerte, las flores perfumaban más hondo, la gente caminaba por la vereda con una sonrisa, los hombres decían "pasé usted, señora" "siéntese señora... por favor" Racing ganaba la copa del mundo, y era el primer equipo argentino en lograrlo, y en un mismo grito se mezclaban todas las gargantas; mientras los grillos de Saavedra, por las noches, parecía que ellos también festejaban, con sus cantos más nítidos, más brillantes. La serenata de los perros se prolongaba un poco más en el horizonte. ¡Sí! Hubo un tiempo en el que era feliz. Es eso. Luego, no sé... los desencuentros, los golpes de timón, el naufragio tan temido. Sí, hubo un tiempo, un tiempo que se fue... como todas las cosas, como los jazmines de la abuela, como la abuela en una ruta absurda, como mi amigo cayendo a las vías del tren, para limpiar su pena. Como mi hermano callando desde el piso más alto de aquel edificio, mientras todo se quedaba en silencio.

 Ha de perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de las sombras avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -¿A ver, un café, el último café? No sé, porque después andás boquiando, que soy impiadosa y todo eso.

 -Y entonces comprendí mi soledad sin para qué. Llovía y te ofrecí el último café.

 -No te hagas el distraído, me llamaste impiadosa ¿debo recordártelo? Mirá "y así con tu impiedad me vi morid de pié" Y más, me llamaste vanidosa, a ver si te suena "medí tu vanidad" Y después de todo eso me ofrecés el último café, pelotudo, hipócrita.

 Se hizo un silencio muy largo, por la novela, "una sombra más sombras serás, una sombra lo mismo que yo”

 -¿Vas a seguir con los tangos? Y encima no está bien.

 -Pero está muy bien abajo.

 De perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 ¿Qué clase? Un capítulo, solo un capítulo, mientras la noche se amontona afuera... como recuerdos. Un día recordarán esta noche, querrán tener datos, y no sabrán que llegué de la radio y me puse a escribir. Que la noche estaba linda y caminé despacio desde el subte. Yo no sé, tal vez quieran saber que me tomé un descanso y seguí escribiendo. Que encontré en uno de mis foros una actitud que no me gustó y barrené, tratando de pasar por sobre. Cuando te cuentan las heridas, todo está perdido.

 -¿Te cuentan, decís? ¿Como un relato o como una cuenta?

 -Y para qué te voy a contar.

 Otro silencio atravesó el capítulo. Silencio de no definas, no cuentes las heridas, no te mueras con la boca abierta, no vaya a ser que se venga la mañana y te encuentre llorando. Un silencio así... vos sabés, lector.

 

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CAP 5: OTRO CAFÉ

 

 Perderse lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 Yo no sé... si en las largas noches se preguntó, alguna vez, Clorinda, por la razón de aquella mirada. Tal vez tan sólo continuó la vida, "como quién se desangra", ¿recuerdan esos personajes atormentados? Y yo mismo atormentado, que tardaba en abrir la ventana y después tardaba en cerrara. La policía encubierta, la que iba para poder salvar a las chicas de ese terrible abusador, Alcón. Tal vez hoy el abusador se llama Ascacibar, o es la mamá de Firulete, o es el esposo de la mamá de Firulete, o son todos... Tal vez debo ponerme un saco, se está llenando de un frío de otro tiempo. Sí... la soledad es una forma de tristeza. Ah... no, no era la ventana, era la persiana. O "todo pasa, de fantasmas y el tiempo", que contó la triste historia de un hombre que veía fantasmas. O "sólo un escarabajo", que contó la triste historia de un hombre que escuchaba escarabajos. Y sí... todas son historias tristes.

 Lo que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 A ver, cambiemos de tema, demos vuelta la página. Del otro lado de la página decía: por más vueltas que des, las páginas son siempre iguales.

 -¿Viste? yo te dije.

 -Sí, debí traer pincel fino.

 -Hola, ¿está el pintor?

 -¿Qué pintor?

 -El que te pintó el crepúsculo.

 ¡Uy! se asustaron ¿verdad?

 Que escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 -Doctor Ascacibar, por favor, mi hijo delira. Se cree dentro de una novela. Tenemos que hacer algo.

 -En el próximo capítulo lo hacemos.

 -No entiende doctor, no hay otro capítulo... este es el último. Y si mi hijo queda personaje, va a ser personaje para siempre.

 -Todos somos personajes, señora de Conti.

 -Con Conti, ya le dije. No quiere entender.

 -No hay peor sordo que uno que además es ciego.

 -¿Qué es eso, doctor, qué es eso, lector, ¡cómo puede ser tan imposible el viento!? 

 Escribo. De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 Mejor me preparo un café, porque vi aparecer, en un metafórico firmamento, nubes de tristeza. ¿Viste como es? después llueven las lágrimas, o no, pero se quedan.

 Voy  a  seguir (me dijo). Me miró con ojos intensos. Mientras, el ruido de unas sombras subía por las ventanas. "Por las ventanas" (dijo).

 Ahora estoy calculando el recorrido de un recuerdo o una paloma perdida. Mis manos intentan apretar el aire. Me hace pensar en los cisnes del lago, o una maratón de bibliotecarios.

 -¿Otra vez la nostalgia? Te digo porque trajiste "como quien se desangra" Son párrafos de ahí ¿Verdad?

 -Verdad, Juan: otra vez la nostalgia.

 De modo que este texto podríamos llamarlo: lo que nunca escucharás.

 Cobijado por la soledad, mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa, Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 No sabían, no querían, o no podían saber. En la última palabra, el mundo se disipa. Quedaban palabras. Sí, quedaban todavía. Pero la aceleración inevitable, prometía el silencio. El doctor Ascacibar consultó un libro, un libro muy grande. Uno que debía explicarle que su vida era solamente una ficción. Firulete y mamá se miraron. Faltaban pocos minutos para que terminara la sesión, la última sesión de su vida, de mi vida... no sé... "tanto penar para morirse uno" escribió Miguel Hernández.

 Miró de reojo la foto, y Clorinda seguía sin entender la razón de aquella mirada. Era la primavera, pero mataba la tristeza, esa tristeza molesta que te persigue por los corredores, como si no entendiera que además tenés una vida... y ella no, esa tristeza antigua, que viene de antes, de mucho antes, de antes de tu nacimiento, inclusive, esa tristeza que aparece de repente, sin pedir permiso, para establecer razones absurdas, pero muy fuetes. Bueno, de esa tristeza te hablo.

 Mientras las fuerzas de la sombra avanzan.

 -¡Momento!

 -¿Qué pasa Juan?

 -Eso te pregunto.

 -Es que en las correlativas de la noche fue aplazado un crepúsculo.

 -¡Ah! Ahora se entiende.

 Y de repente la novela terminó, y fueron personajes para siempre.

 Tomemos un café, lector... yo invito.

 

LAB octubre de 2025

 

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