Porque sigue siendo
el niño que hace reír a los
demás
para que sean felices,
que lo da todo,
que desde las sombras de su
dolor eterno,
busca,
entre las espinas que lo
desangran,
una flor para darte... amigo.
Porque en la pureza de su
corazón,
seres oscuros e ingratos
sólo vieron ingenuidad.
Porque cada acto desinteresado,
lo pagó con su sangre.
Porque hay entes de luz,
que no nacieron para este siglo,
para este mundo,
para esta vida.
Porque la falta de inteligencia
y la maldad
se juntan en un coctel,
y quienes debieran preservar el
mayor bien,
se conjugan con los que quieren
destruirlo.
Y festejarán juntos la caída del
niño,
de ese que para que no sufrieran
les entregó su alma.
Porque no nació para los pasos
de un laberinto infectado
por odio, mezquindad,
estafa.
Porque el devenir de la
injusticia
se ensaña con los buenos.
Niño... descansa.
Porque los lobos se disfrazan de
caperucitas,
y viven en su ley...
haciendo trampas.
Porque practican frente al
espejo
las miradas conmovedoras,
las posturas desvalidas,
y salen de casa,
y salen de caza.
Saben jugar al yo no fui,
robar milagros,
ensuciar palabras,
pisan en lo más noble,
siguiendo su derrotero de fieras
disfrazadas.
Convencen a estructuras
corrompidas,
de la nocturnidad de la mañana.
Se ríen del amor
y pasan.
* http://paginantes.blogspot.com/2020/12/porque-penas-luis-alberto-battaglia.html
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