EL ROBOT Ross Mendoza Grupo Paginantes en Facebook Nº 311
TALLER LITERARIO TRAMANDO PALABRAS
Esa noche me di cuenta que el robot había empezado a espiarme. No me di cuenta que este juguete armado con piezas de un motor no era decorativo, era algo más, era una cámara de vigilancia.
Fue una tarde de caluroso verano donde lo conocí, él, extraviado en el vecindario buscando una dirección, yo, arreglando las rosas del jardín, ataviada con la vieja bata de casa que mi esposo detestaba, con el viejo sombrero y la cubeta en la mano; a través de la reja escuché una varonil voz preguntando si conocía la casa que buscaba, levanté la cara sudorosa y el sombrero cayó, mi pelo castaño se colgó sobre mis hombros, estaba sonrojada por el intenso calor, mis ojos castaños lo vieron por primera vez, vestía un traje azul; no pude articular palabra, me quedé muda al ver lo guapo que era, mi tartamudez era evidente, mi cuerpo se estremeció y no podía controlar esta rara sensación.
Volvió a preguntar si conocía la casa 12 de esta calle, porque no la había podido encontrar. Regresé de mi estupor y contesté
– Sí claro, es la casa de enfrente sólo que en esta calle es un desorden la numeración. Su cálida voz penetró mis oídos y llegó hasta mi corazón.
Dijo
–Tengo un buen rato buscando, hace tanto calor...
Sin pensar abrí la reja y lo invité a pasar.
– Siéntese aquí en la sombra, le traeré algo que lo refresque.
Accedió sin chistar, se sentó justo frente al robot, el cual llamó su atención.
- ¡Qué bonito juguete! ¿Por qué lo ha puesto aquí en el portal?
A lo que contesté sin demora.
- Lo ha comprado mi esposo y se empeñó en ponerlo allí.
Entré a la casa y serví dos vasos con agua fresca, al pasar frente a mi llamativo robot sentí una mirada intensa que me sobrecogió, me repuse y me senté junto al extraño en la mesa del jardín, charlamos de cosas sin importancia, del intenso calor, de lo mal enumeradas que eran las casas de esta zona, de lo cansado que se sentía por tanto buscar, yo lo escuchaba embelesada y sin saber pasaron, tal vez, 15 minutos de charla, de manera atenta agradeció el agua y el descanso, salió del jardín, cruzó la calle y se dirigió a la casa que buscaba , yo no podía dejar de verlo, era tan guapo, por fin cerré la reja y volví a mis labores; al pasar frente al robot nuevamente me sobresalté, otra vez sentía la mirada intensa sobre mí pero no había nada al rededor, así que pensé que sólo eran ideas mías.
Por la noche llegó mi esposo, y como siempre yo ya estaba con la cena lista, arreglada y lista para comentar el día, al abrir la puerta mi esposo me miró con infinito desprecio, azotó la puerta y levantó la mano dispuesto a golpearme, se acercó furioso, fuera de sí, me asusté y volví a sentir la mirada penetrante del infame Robot, esa que sentí por la tarde al ofrecer agua al extraño.
De pronto mi esposo gritó.
– Me has estado engañado con el hombre del traje azul, lo he visto en la casa, lo visto contigo en el jardín.
- Claro que no (contesté aterrada), era un extraño extraviado al que sólo ofrecí un vaso de agua y un poco de sombra, ¿Cómo es que viste que entró a la casa? (Pregunté).
- El Robot hoy empezó a espiarlos (contestó), y con esto hoy solo confirmo lo que he sospechado.
Entonces el terror que sentía se convirtió en furia, grité; el quiso golpearme la cara pero no se lo permití, fui yo quien con impresionante certeza lo agredí con el cuchillo que tenía en las manos, ese con el que cortaría el trozo de carne que había preparado con esmero para mi amado esposo. Cayó doblado de dolor, sin pensarlo salí por el Robot, me sentía tan dolida, tan humillada que sólo atiné a arrojárselo a la cabeza, el robot quedó intacto no se rompió, pero la mala cabeza del hombre que no confió en mi no resistió.
Tomé mi bolso y con profundo dolor salí de casa, me fui a buscar el verdadero amor.
ROSS MENDOZA
23/04/21
PF 24 3 311
* http://paginantes.blogspot.com/2021/04/el-robot-ross-mendoza-grupo-paginantes.html
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