jueves, enero 25, 2018

FE DE ERRATAS "DE VERLO, DE VERME" (Victor Abel Cavero)

Este cuento publicado en Nuevas Letras 23 salió con algunos errores producto de una falla de Word al abrir el archivo, por tal motivo lo publicó entero en el blog para que puedan leerlo cómo en verdad es


DE VERLO, DE VERME


  "Oyó gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito, acabando en un quejido. Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque estaba vivo, todo su cuerpo se defendía con el grito de lo que iba a venir, del final inevitable."

LA NOCHE BOCA ARRIBA
     
                               
  Desde adentro del club me miraba aquél a través de un vidrio casi limpio, casi sucio, y no sabía si yo entraría allí o no me vería haciendo tal cosa ¨¿Cómo podía saberlo? Esos ojos traían y llevaban mundos indescifrables. Fue cuestión de dar dos o tres pasos y antes de detenerme la imagen de la mirada abrió un giro lento y en su cambio hubo aún otro, por mi repentina quietud. No sabía bien cómo venía la mano con ése y no era cuestión de arriesgarse con ninguna certeza. Pronto se sumarían más ojos, más miradas sedientas del otro lado del ventanal y de la puerta de madera que estaba cerrada. Avancé con una decisión que sorprendió al joven prejuicio de los fulanos y antes de tocar la manija de un dorado sin vida alcancé a distinguir otra modificación en ésos, en esos ojos turbios de aquél que me había visto primero. Había ofendido a un amigo, a un hermano, y como él no era de meterse en peleas, mucho menos de discutir a muerte, yo había decidido encarar aquélla falta con mi estilo, pero no iba en su lugar, claro que no, iba en el mío, no había otra, no hay otra, y además, la causa se había vuelto mía, qué embromar. Tres, como tres pronombres en silencio. Tres puntos en el papel de llegar a ser más que unos tipos de penumbra. Uno en medio de todo. Cuando solté la puerta me pareció que había surgido una repentina indiferencia, aunque se notaba que era artificial. De forma sesgada sabía que me observaban , como si no quisieran ver más allá, más acá, manga de giles. Pero no esperaba que el tipo del comienzo saliera de su disfraz de estoy a un costado y no me importa y se me acercara para enfrentarme. Me miró al fondo del lienzo de los ojos y cuando creí que iría a decir algo, dio media vuelta y se fue a la barra a tomar una cerveza. Si no me la traé heláa pero bien heláa como ya sabé te parto el cranio S-sí, sí, ya se la tra-traigo. Bueno, pero acordate: Con el helado justo. ¿Oíste, no? Que sea de chocolate, nabo. Ahora me lo trae de verdá y lo destripo. Fue un instante, dos, tres pasos para que surgieran solas las palabras. Se nota que sos poca cosa: cerveza y amenazas. Ah, por fin te animaste a hablá . Te vi de entráa con algo atragantao. ¿No seré yo, no? Sí… Si…, sos… vos sos algo, está bien dicho, pero no como para atragantarme. Un maní me puede atragantá mejó, es decí , peóoo…. Uhh , me hace burla el chabón. ¡Che, la cerveza! Nunca le va a encontrá el frío esato. ¿Cuándo me la va a da como yo quie… ¡Date vuelta ,vos, cancherito, cretino, que acá tenés que mirar! ¿Qué le dijiste ayer a mi amigo? Ahh.. miren por qué se me vino ésste. Por lo que le dije al idiota calladito. Nada de idiota, ¿Estamos? ¿Qué le dijiste, bocón? ¿Qué le dije? La verdá ,… no me acuerdo. Ni tengo muchas gana… Bueno, entonces te meto un poco de memoria. Le dijiste tal, tal y tal, basurita, remiendo , pulguita , pulga sin guita. ¡Muerto! Palabras, como hojas de metal, como punzones, como balazos.
   Aquellos ojos abrieron mundos perdidos. Parecieron partirse como el cristal adentro del espejo . Quien fuera capaz de verme salir de allí, quien hubiera podido detenerme antes del grito primero , el más fuerte, y el otro, y aquél último, hubiera abrazado su cuerpo, y aquel aire , como lo hice yo. Sería ahora el fin de los motivos, afuera de los vidrios salpicados como pueblos de sangre, en gris ondulación de barro , entre urgencias de manijas derramadas. Sería el fin de ese paso de espectro que tiene uno entre las palabras y la soledad. Entre la voz de la ausencia y su repetición. Aún en los aúnes. Como no poder sacarse de encima una vuelta de página.

                                                                                                                       
Víctor Abel Cavero





BIENVENIDO A LAS METROLETRAS


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1 comentario:

Unknown dijo...

Como siempre Cavero... rompiendola.