Covid… or not covid, me da igual; nada ha cambiado para mí.
Como artista, todos los gobiernos, mi familia, mis amigos, el vecino de enfrente y hasta los desconocidos, me han dicho cómo debo hacer mis obras; nunca jamás les di bola.
Entiendo que les duela a los dueños de salas y boliches, porque a ellos sí que les afecta; pero ellos no son artistas, son empresarios.
También afecta a los profesionales de las artes, ya que como tales, también se los puede, y debe, controlar; pero ellos no son artistas, son profesionales. Y aquí la realidad se encargó de marcar, una vez más, la diferencia entre unos y otros.
Hasta el más estúpido de los imbéciles sabe, que a los artistas no los controlan ni los Dioses.
Somos los ciudadanos más libres del planeta, nuestras obras sólo están limitadas por nosotros mismos: nuestros propios miedos, nuestras propias creencias, nuestra propia moral. Y vaya si llevarán milenios intentando controlarnos, díganme si alguna vez lo lograron.
Si a vos te puede controlar el gobierno (o cualquier otra institución) ya sea a través de una ley, o del dinero, date cuenta flaco, que hace rato que dejaste de ser artista: O bien nunca lo fuiste, o bien te volviste un profesional.
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