miércoles, julio 01, 2020

Les presento mi 3º novela TODO PASA (DE FANTASMAS Y DEL TIEMPO)

Les presento mi 3º novela TODO PASA (DE FANTASMAS Y DEL TIEMPO) en algún momento va a salir publicada en edición de papel

PRÓLOGO O ALGO ASÍ

Esta novela la debo y la dedico a la persona a quién más amo en mi vida. Hace un tiempo me contó una historia que le habían contado. La historia era simple. Alguien le contó sobre un hecho que le había sucedido o más debiera decir, le estaba sucediendo. Le contó que a esta altura de su vida sentía un dolor (¿quién de nosotros no lo siente?). Él le habló con un dolor que se mostraba en sí mismo. Se sentía sin esperanza, comprendía que tal vez sería y le sería muy difícil cambiar su destino. La historia era simple y era la historia de muchos. Él 55 años, su vida, su esposa y una hija. Mucho trabajo para poder mantenerla, poco tiempo para poder verla.
Son las cuatro de la madrugada y me estoy por hacer unos fideos, no te vayas. Vuelvo y te sigo contando. Ah... ya le mandé un mensaje a Itatí como cada mes desde que la conozco “¡¡Feliz día, mi amor!!” así con dos exclamaciones, y ella me contesta “¡Feliz día!” o a veces “Feliz día” (no es tan exclamativa como yo). Sé que no es una hora para hacer fideos pero... bueno... esperame eh...
Ya volví. Me distraje con una película y algo de Twiter (amo Twitter). Perdón por la tardanza... ya sigo. ¡Uy! me vinieron al recuerdo tantas veces que esperaba a Itatí en un bar de Santa Fe y Canning (que ya para entonces era Scalabrini Ortiz –yo bromeo diciendo que voy a escribir una novela que se va a llamar: El hombre que está solo y es Canning-) ¿Te acordás de las esperas Itatí? Pero lo que tal vez no sabés es todos los poemas que escribí mientras esperaba. Me encontraba con mi amigo “Pechito” que vivía en la calle ahí al lado del bar. Le daba unos pesos. Lo saludaba y me iba al bar a esperarte. Pechito como el bar, ya no están. El bar era Plaza del Carmen y cambió de nombre a La Accademia della Pizza. Y “Pechito” murió en un confuso episodio en el 2014 (si no me acuerdo mal). Vuelvo a antes de los fideos.
No sé el nombre de la persona que contaba. A la que se lo contaban era Itatí, mi gran amor, que con ella y mi pequeño Félix, quiero pasar mi vida entera. Itatí un día, un día maravilloso, vino a mi taller literario y a mi vida para cambiarla, para salvarla, para llenarla de luz. La llamé en mis poemas en Internet: Mariposa, Capicúa, el amor de mi vida, y creo que de algunas formas más, incluso una muy original: Itatí. 
Esta novela es entonces la historia de muchas personas que no la escribieron más la inventiva de un escritor levemente desquiciado (Itatí diría “no te sobreestimes”). Si sobreviviste a Sólo un escarabajo tal vez quieras intentarlo con Todo pasa (de fantasmas y el tiempo).
Itatí ama Sólo un escarabajo casi tanto como yo la amo a ella. Y en este acto de escribir. Me la llevo conmigo a la memoria, la mía, y tal vez la tuya. Cuatro o cinco personas fueron mis lectores (o mejor dicho: me escucharon leer mis obras –en orden más o menos cronológico-): yo mismo, mi mamá (que murió hace 4 meses el 30 de julio y siempre confió en mí), mi abuela Luisa (gracias por acompañar mi infancia), mi papá, mi tía Marta, mis abuelos Nora y Guillermo (gracias por presentar mi único libro de papel Rincones de mi alma en 1982), mis alumnos de taller, los concurrentes a los 11 Encuentros Literarios Nuevas Letras y a los cientos de eventos donde fui invitado a leer, mis amigos Ariel, Marcelo, Esteban, Zuzú, Daniela y Víctor (Víctor, te mando un abrazo), Enzo. un genio de la computación que me ayuda con la pc y el server hace muchos años y es también mi amigo, Rubén otro genio y amigo que me ayuda con mis foros, Hugo Guidi (mi psicoanalista, a quien le debo casi todo), Gustavo Dima (un psicoanalista anterior, ya fallecido, a quien le debo todo lo otro)... nombré más de cinco ¿no? Bueno, tal vez fueron más que los que nombré incluso (el resto ¡no se enojen eh! Porque después andan “a mi no me nombró, no me quiere, y yo tanto que lo escuché...”).
No sé cómo va a ser la novela y en eso nos parecemos, lectora, lector. Sé que es la historia de mucha gente y que espero hacerla bien; este señor, el que le contó a Itatí lo que yo te voy a contar o algo así, digo “algo así” porque los escritores no somos cronistas, ponemos mucho nuestra subjetividad... bueno, también un cronista pero nosotros nos ponemos más. Igual vale para nosotros (los lectores) que armamos el libro que estamos leyendo (por suerte).
Cuando conocí a Itatí, como te dije, era una clase de mi taller literario, le tocó comenzar en una clase dónde pregunté “¿para qué escribimos?” ¿te acordás, Itatí? Sí, cómo no te vas a acordar. Vos contestaste que por entretenimiento. Otro alumno, Nacho, dijo que para transmitir un mensaje, y yo dije lo que venía diciendo por muchos años: escribo, para que me quieran. No recuerdo otras respuesta, que las hubo (no se enojen los no recordados, la memoria es arbitraria y no causal... como la vida). Pero recuerdo que Itatí me entró en el alma. En verdad me había entrado ya desde que hablamos por teléfono cuando averiguaba sobre el taller. Y sólo muchos años después supe que la que me entró en el alma por teléfono también lo había hecho personalmente.
Esta novela, entonces, surge de la vida, de la tuya, Itatí, de la del que te contó su historia, de la tuya, lectora, lector, y se transforma en vida, la mía, la tuya, la de Itatí. Comienzo esta novela hoy porque comencé a salir con Itatí un domingo 28, un domingo que llovía, el 28 de enero de 2001, y bajo la lluvia caminaban nuestras almas. Esta novela es un homenaje a los amores de mi vida: Itatí, Félix mi hijo que hace una semana cumplió tres años y diez meses, mi mamá, que ya no está, Juana (mi nueva mamá), y vos lectora, y vos lector.
Es un homenaje a Itatí, porque la amo, y un tributo a tanto amor y tanta tristeza que transitan por el mundo, como agua por los ríos de la eternidad, volviéndonos lo que somos. Que trataré de desentrañar, en estas tramas y tramos que vendrán.
Estás empezando la novela y yo también, lectora, lector, y te deseo y me deseo buena suerte. Tal vez pasó mucho tiempo, y hasta tal vez yo ya no esté vivo, mucho tiempo o no sé... así de loca es la literatura...
Tal vez para cuando leas, quien le contó a Itatí, y Félix, y yo mismo, ya no estemos, pero quedarán estas palabras donde palpitarán, sin solución de continuidad, nuestros sueños, nuestras ilusiones, y nuestra vida.
Ah, volviendo al libro... sueño que te guste esta emoción vuelta vida o esta vida transformada en emoción.
Lectora, lector, te quiero con mi alma.

LUIS ALBERTO BATTAGLIA
Martes 28 de noviembre de 2016

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