Les presento mi 3º novela TODO PASA (DE FANTASMAS Y DEL TIEMPO) en algún momento va a salir publicada en edición de papel
PRÓLOGO O ALGO ASÍ
Esta novela la debo y la
dedico a la persona a quién más amo en mi vida. Hace un tiempo me contó una
historia que le habían contado. La historia era simple. Alguien le contó sobre
un hecho que le había sucedido o más debiera decir, le estaba sucediendo. Le
contó que a esta altura de su vida sentía un dolor (¿quién de nosotros no lo
siente?). Él le habló con un dolor que se mostraba en sí mismo. Se sentía sin
esperanza, comprendía que tal vez sería y le sería muy difícil cambiar su
destino. La historia era simple y era la historia de muchos. Él 55 años, su
vida, su esposa y una hija. Mucho trabajo para poder mantenerla, poco tiempo
para poder verla.
Son las cuatro de la madrugada
y me estoy por hacer unos fideos, no te vayas. Vuelvo y te sigo contando. Ah...
ya le mandé un mensaje a Itatí como cada mes desde que la conozco “¡¡Feliz día,
mi amor!!” así con dos exclamaciones, y ella me contesta “¡Feliz día!” o a
veces “Feliz día” (no es tan exclamativa como yo). Sé que no es una hora para
hacer fideos pero... bueno... esperame eh...
Ya volví. Me distraje con
una película y algo de Twiter (amo Twitter). Perdón por la tardanza... ya sigo.
¡Uy! me vinieron al recuerdo tantas veces que esperaba a Itatí en un bar de
Santa Fe y Canning (que ya para entonces era Scalabrini Ortiz –yo bromeo
diciendo que voy a escribir una novela que se va a llamar: El hombre que está solo y es Canning-) ¿Te acordás de las esperas
Itatí? Pero lo que tal vez no sabés es todos los poemas que escribí mientras
esperaba. Me encontraba con mi amigo “Pechito” que vivía en la calle ahí al
lado del bar. Le daba unos pesos. Lo saludaba y me iba al bar a esperarte.
Pechito como el bar, ya no están. El bar era Plaza del Carmen y cambió de
nombre a La Accademia
della Pizza. Y “Pechito” murió en un confuso episodio en el 2014 (si no me
acuerdo mal). Vuelvo a antes de los fideos.
No sé el nombre de la
persona que contaba. A la que se lo contaban era Itatí, mi gran amor, que con
ella y mi pequeño Félix, quiero pasar mi vida entera. Itatí un día, un día
maravilloso, vino a mi taller literario y a mi vida para cambiarla, para
salvarla, para llenarla de luz. La llamé en mis poemas en Internet: Mariposa,
Capicúa, el amor de mi vida, y creo que de algunas formas más, incluso una muy
original: Itatí.
Esta novela es entonces la
historia de muchas personas que no la escribieron más la inventiva de un
escritor levemente desquiciado (Itatí diría “no te sobreestimes”). Si
sobreviviste a Sólo un escarabajo tal
vez quieras intentarlo con Todo pasa (de fantasmas
y el tiempo).
Itatí ama Sólo un
escarabajo casi tanto como yo la amo a ella. Y en este acto de escribir. Me
la llevo conmigo a la memoria, la mía, y tal vez la tuya. Cuatro o cinco
personas fueron mis lectores (o mejor dicho: me escucharon leer mis obras –en orden
más o menos cronológico-): yo mismo, mi mamá (que murió hace 4 meses el 30 de
julio y siempre confió en mí), mi abuela Luisa (gracias por acompañar mi
infancia), mi papá, mi tía Marta, mis abuelos Nora y Guillermo (gracias por
presentar mi único libro de papel Rincones
de mi alma en 1982), mis alumnos de taller, los concurrentes a los 11
Encuentros Literarios Nuevas Letras y a los cientos de eventos donde fui
invitado a leer, mis amigos Ariel, Marcelo, Esteban, Zuzú, Daniela y Víctor (Víctor,
te mando un abrazo), Enzo. un genio de la computación que me ayuda con la pc y
el server hace muchos años y es también mi amigo, Rubén otro genio y amigo que
me ayuda con mis foros, Hugo Guidi (mi psicoanalista, a quien le debo casi
todo), Gustavo Dima (un psicoanalista
anterior, ya fallecido, a quien le debo todo lo otro)... nombré más de cinco
¿no? Bueno, tal vez fueron más que los que nombré incluso (el resto ¡no se
enojen eh! Porque después andan “a mi no me nombró, no me quiere, y yo tanto
que lo escuché...”).
No sé cómo va a ser la
novela y en eso nos parecemos, lectora, lector. Sé que es la historia de mucha
gente y que espero hacerla bien; este señor, el que le contó a Itatí lo que yo
te voy a contar o algo así, digo “algo así” porque los escritores no somos cronistas,
ponemos mucho nuestra subjetividad... bueno, también un cronista pero nosotros
nos ponemos más. Igual vale para nosotros (los lectores) que armamos el libro
que estamos leyendo (por suerte).
Cuando conocí a Itatí, como
te dije, era una clase de mi taller literario, le tocó comenzar en una clase
dónde pregunté “¿para qué escribimos?” ¿te acordás, Itatí? Sí, cómo no te vas a
acordar. Vos contestaste que por entretenimiento. Otro alumno, Nacho, dijo que
para transmitir un mensaje, y yo dije lo que venía diciendo por muchos años:
escribo, para que me quieran. No recuerdo otras respuesta, que las hubo (no se
enojen los no recordados, la memoria es arbitraria y no causal... como la
vida). Pero recuerdo que Itatí me entró en el alma. En verdad me había entrado
ya desde que hablamos por teléfono cuando averiguaba sobre el taller. Y sólo
muchos años después supe que la que me entró en el alma por teléfono también lo
había hecho personalmente.
Esta novela, entonces, surge
de la vida, de la tuya, Itatí, de la del que te contó su historia, de la tuya,
lectora, lector, y se transforma en vida, la mía, la tuya, la de Itatí.
Comienzo esta novela hoy porque comencé a salir con Itatí un domingo 28, un
domingo que llovía, el 28 de enero de 2001, y bajo la lluvia caminaban nuestras
almas. Esta novela es un homenaje a los amores de mi vida: Itatí, Félix mi hijo
que hace una semana cumplió tres años y diez meses, mi mamá, que ya no está, Juana (mi nueva mamá), y vos lectora, y vos lector.
Es un homenaje a Itatí,
porque la amo, y un tributo a tanto amor y tanta tristeza que transitan por el
mundo, como agua por los ríos de la eternidad, volviéndonos lo que somos. Que
trataré de desentrañar, en estas tramas y tramos que vendrán.
Estás empezando la novela y
yo también, lectora, lector, y te deseo y me deseo buena suerte. Tal vez pasó mucho
tiempo, y hasta tal vez yo ya no esté vivo, mucho tiempo o no sé... así de loca
es la literatura...
Tal vez para cuando leas,
quien le contó a Itatí, y Félix, y yo mismo, ya no estemos, pero quedarán estas
palabras donde palpitarán, sin solución de continuidad, nuestros sueños,
nuestras ilusiones, y nuestra vida.
Ah, volviendo al libro...
sueño que te guste esta emoción vuelta vida o esta vida transformada en
emoción.
Lectora, lector, te quiero
con mi alma.
LUIS
ALBERTO BATTAGLIA
Martes 28 de noviembre de
2016* http://paginantes.blogspot.com/2020/07/les-presento-mi-3-novela-todo-pasa-de.html
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