Era 1973 y yo con mis 13 años recién cumplidos me
encontraba con un disco extraño y fascinante; “sonamos pese a todo” se llamaba.
Poco tiempo después salía por primera vez con una chica que me gustaba, íbamos a
ver a un conjunto de música y humor que parangonando su álbum podemos decir que
“sonaba pese a todo”. Desde ese tiempo, habían entrado en mi alma para siempre
los “Les Luthiers”.
Daniel, uno de esos genios, nos llevaba y nos traía al
país de la risas y al de la emoción. Y una terrible noticia decía ayer lo
indecible, lo insoportable, Daniel Rabinovich, uno de los queridos Les Luthiers, había muerto. Como no viajar
entonces entre la tristeza y al emoción, entre el amor y el desgarramiento.
Daniel, compañero de tantos y de tanto, de tanta
felicidad, de tantos encuentros, de tantas pociones de magia, Daniel, luthier
de varias generaciones de milagros. Para vos, el homenaje, la ternura, el amor,
el dolor, nunca el olvido.
Desde el alma.
22-8-2015
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