¿Por que quienes se comunican por whats app no habrían de ser Paginantes?
=====================================================
Aún recuerda Jacinto el olor de las acequias en su natal Mendoza, mientras espera que se detenga el último vagón del tren, que lo ha llevado de Tenosique a Palenque. Dejó su patria austral pues era doblemente huérfano y un amigo mexicano lo invitó a trabajar como ingeniero de vías, en la península de Yucatán, para sumarse al gran proyecto del tren maya. Ahora recuerda su graduación en la universidad y su festejo en una estancia en Potrerillos, asentada al pie de las montañas nevadas, donde se estrellan y dividen los vientos chilenos y argentinos, y la aridez del paisaje es refrescada por las acequias. Estaban en un restaurante celebrando, voces y risas se estrellaban en los cristales, y afuera en la parte de atrás, pasaba con fuerza el arroyo, y la brisa de los viñedos traía sutilmente el sabor dulce de las uvas, copos de uvas, listas para la cosecha. De repente se escuchó el disparo de un tapón salido de la botella de champagne, y se llenaron las copas transparentes con el líquido delgado y espumoso, dulce y refrescante, que hace cosquillas en la garganta. Era la primera vez que Jacinto hacía un brindis para festejar algo propio. Luego del brindis, rellenó su copa con la sidra y vio el reflejo del mundo a través del cristal, incluso vio varios colores, y también mucha gente. Permaneció mirando por largo rato, sobre la copa danzaban las luces del lugar y a través de ella se veía la sombra de las personas de la fiesta, y apuró su contenido, para servirse luego diferentes vinos que gustaba saborear, y como eran muy buenos, decía “ este es de la casa” , y luego cantaba “ no soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad”.
Ahora ya se había concluido el tren maya, y para celebrarlo, Jacinto invitó a todo su equipo de trabajo, a su amplio departamento en la ciudad de Chetumal, último reducto de piratas, traficantes de maderas, en el caribe mexicano. A los que no entraron en la sala y el balcón los acomodó en la azotea del edificio donde estaba la alberca. Desde allí se sentía el peso de la noche, penetrada parcialmente por las luces de la ciudad. La brisa de la bahía hacía revolotear las blusas y las camisas y a cuál más, acomodaron sus melenas. Jacinto tomó una botella de champagne, y el corcho cayó suavemente sobre el piso. Alguien lo recogió y se lo dio a Jacinto. Brindemos- dijo- por nuestro trabajo, por el tren maya, y por nuestra amistad. Todos se juntaron para pegar sus copas, mirándose a los ojos como para sellar con sidra los buenos deseos y de la bocina empezó a escucharse “ no soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad”. El golpe del choque de copas se escuchó leve, entre el ruido de la canción. Luego todos se juntaron de nuevo y se abrazaron extasiados y sonaron los besos mientras la luna se escondió detrás de una nube negra. Se desplomó del cielo la tormenta y todos bajaron al departamento y tuvieron que ocupar las tres recámaras para entrar, pero sin soltar sus copas pues en la cocina estaban las reservas de vino. Después, al fin de la fiesta, y que todos se habían marchado haciendo gran alboroto y se escucharon los arrancones de vehículos, cerro Jacinto la puerta, y vio sobre la mesa de centro una copa más grande que las demás, y llena. La tomó entre sus manos, la olió y era un sabor que jamás había sentido antes. Lo espantó el hecho de que el vino fuera negro, tan negro como la noche, por las ventanas abiertas entró una gran corriente de viento que tiró al suelo todas las copas vacías y el permaneció de pie con su copa negra en la mano, y era tan sensual el olor, que había impregnado todo el departamento, que se empinó todo su contenido, y luego se desplomó y la señora de la limpieza dijo al día siguiente que está muerto, rodeado de copas rotas.
=== 1 === 10 === 100 === 1.000 === 10.000 === 100.000 === 1.000.000 = INFINITO Y VOS ===
http://paginantes.blogspot.com/2021/06/por-que-quienes-aman-la-ciencia-no.html
Audionovela TODO PASA (DE FANTASMAS Y EL TIEMPO) Luis Alberto Battaglia
No hay comentarios.:
Publicar un comentario