residuos del amor,
las mesas hablan
de una tristeza antigua.
Todas las manos
aplauden al hastío,
como milagros
que tienen mucho frío.
Yo acá en el medio
de un café con tostadas
y un bar que sabe
de tiempos y nostalgias;
miro la tarde
como dispersas horas
y allá en la calle
todos los duendes lloran.
¿Será que un día
ya no somos los mismos,
que con los años
se esfuma un espejismo?
No sé... pero algo
me aprieta de costado,
como un olvido
mil veces recordado.
Y este Viejo Buzón
donde hoy escribo,
como mi corazón
canta al vacío.
LUIS ALBERTO BATTAGLIA
lunes 5/2/2018
BIENVENIDO A LAS METROLETRAS
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