viernes, agosto 16, 2019

HISTORIA DE JUGUETES


Al filo de la medianoche 19/8/19
TE CUENTO UNA HISTORIA NOTA 58 
HISTORIA DE JUGUETES
Con el paso del tiempo se acallam los gritos, se secan las lágrimas, se moderan los sueños. Imaginemos por un momento juguetes que se mueven con batería, pero no cualquier batería, sino que una batería única, una que no se puede reemplazar. Una vez que el juguete llega a la infancia de un niño, viene con la batería plena, y él y el niño, con toda la energía de los inicios, se beben los vientos. ¡Cuánto tendrían para contarnos los dos! ¿dale que sí? Pasado el tiempo, el juguete se mueve con más lentitud, pero el niño lo ama, porque es SU juguete. Y el juguete es entonces un portador de amor, de infancia, de libertad. Y el juguete que se va gastando, al niño, difusamente, se le figura un recordatorio: no somos eternos.
En esa saga animada maravillosa de historia de los juguetes, o historias de los juguetes, según queramos traducir el título; se nos transmite, o se me transmite, un sentido poético, mágico, conmovedor. El juguete, cumpliendo con su destino de hacer al niño feliz, se potencia según su propia felicidad, que viene a ser, entonces, la felicidad de producir felicidad. Los niños se hacen adultos, dejan de jugar, pero llevan en su alma, perennemente, el recuerdo se sus juguetes. Tal vez debamos establecer una conexión entre los juguetes y los juegos. Los juego, según creo entender, son juguetes organizados, juguetes con reglas. Y ambos se conectan con el juego, con la diversión.
En los niños, jugar es una esencia, es casi una filosofía de vida. Para qué sirve la vida, contestaría un niño si se lo preguntara a sí mismo: la vida sirve para jugar. Con el paso de nuestro tiempo, acabada la niñez, iniciada la adolescencia y avizorada la juventud; la sociedad nos va imponiendo que ya no debemos jugar, "los grandes son más serios" nos explica. Por lo cual a nuestro nuevos juguetes o juegos los llamamos de otro modo: trabajo, obligación, competencia... Tal vez seamos los deportistas y los artistas, quienes más nos damos cuenta de que en verdad seguimos jugando. El escritor Felisberto Hernández tiene un cuento ensayístico o un ensayo escrito al modo de un cuento (vale decirlo de ambos modos).
En dicho ensayo afirma que el universo entero gira para no aburriste, gira, digamos, para jugar. Hoy por ejemplo, te convoco a jugar, y si lo llamamos literatura jugamos sin culpa. Tal vez, entonces, yo propongo, llamemos a nuestra vida literatura, así ya no nos sentimos culpables de vivir. Cuando vamos cumpliendo años (no es casual el verbo cumplir) vamos sabiendo y sobre todo vivenciando que un día seremos como aquel juguete roto que cobijamos en nuestra infancia. Y que no sólo jugamos sino que también formamos parte de un juego, un juego eterno del que sólo seremos un instante.
Amigo míos. Antes de que se acaben nuestras baterías, vivamos con intensidad este instante, en el que somos la eternidad.
Desde el alma.
Luis Alberto Battaglia
16 de agosto de 2019

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