El poeta vuela sin alas,
llora sin llanto, ríe sin ganas; crea.
El poeta capta el sentido ajeno,
siente el olor donde no hay olores,
exprime la pasión de otros
y con la de su vida hace el poema.
El poeta encanta los hechos,
saca risas, lágrimas en ojos extraños.
El poeta, escribiendo, narra el silencio.
Cuando de amor se trata,
el poeta saca sus propios secretos,
describiendo pasiones y amores eternos
que sin querer incluyen
vivencias y sueños que lleva adentro.
El poeta, el verdadero, es humano
y se envuelve en llanto con el sufrir ajeno,
de los pobres pobres,
del abuso del poder ingrato.
El poeta recibe la luz cuando todo se apaga,
la convierte en palabras, las escribe,
para que tú sueñes y tú voluntad crezca
con poemas de amores, sociales y guerras.
Así es el poeta que llevo en mi pecho.
Rosendo Gaspar Ramos
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